Gazpachuelo de calabaza fermentada y asada, gamba roja, gazpachuelo y aceite picante. Una genial versión que funciona en conjunto, como esos pocos grandes platos.
Difícil elegir un plato que represente la tremenda evolución que ha experimentado la cocina de Fernando Alcalá en su Kava de Marbella. Platos viajeros y eclécticos que, en un sólo menú, trasladan al comensal desde India a Málaga pasando por Tailandia, Japón o Nueva Orleans. Platos cada vez más complejos, sutiles y refinados donde todos los elementos, por muy equidistantes que puedan resultar, parecen encajar de alguna manera. Matices ácidos y picantes, profusión de hierbas aromáticas y predilección por los lácteos como elemento de equilibrio. ¿Les suena a un genio madrileño..? Gran trabajo en la parte dulce del menú por parte de Alberto García, muy notable. Añadamos una especial preocupación por el producto de cercanía y un enorme trabajo en la “trastienda” con especias, mezclas, fermentos y demás potingues que se utilizan con sentido, criterio y talento. Y una sala cómoda y agradable que dirige con elegancia Sak Contreras. Encargado también, por cierto, de manejar una bodega interesante que, considero yo, debe escalar algo más para situarse al nivel de la cocina. Hoy por hoy es, sin duda, uno de los restaurantes más interesantes de la provincia. Amigos, si hablamos de vanguardia y alta cocina en Málaga, hablamos de esto. @kavamarbella @falgarum @sakcontreras