- Sopa fría de raifort con caballa ahumada y aceite de hierbas. Ligera y refrescante por la adición de esa crema agria que aporta acidez. Un conjunto muy equilibrado
- Ravioli de vieiras y gambas con una salsa holandesa de albahaca y caviar. Elegante, quizás le sobre algo de la salsa que es muy golosa. El caviar funciona bien, aporta salinos y profundidad.
Son muy escasas las ocasionen en las que alguien que se dedica a esto sale verdadera y gratamente sorprendido de una comida. Y más aun si hablamos de un lugar de sobra conocido como es Matiz, en el céntrico hotel Molina Lario de Málaga. Pues el caso es que después de mucho tiempo demorando la visita me he encontrado con una oferta tremendamente consistente y atractiva bajo la batuta de Pablo Molina. Un menú muy sólido por concepción, por producto y por ejecución que trata de mostrar - y lo logra - parte del importante patrimonio gastronómico malagueño. Quizás sobre algún adorno y cierta literatura en la carta pero, por lo demás, la propuesta es muy notable.
Carta de vinos de perfil medio bien tirada que busca vinos amables y sin excesivas complicaciones y un encomiable maridaje de vinos locales. Servicio profesional, numeroso y solícito - aunque quizás algo mecánico - y nada que objetar al ritmo y la cadencia en cocina a la hora de sacar platos a una sala especialmente agradable y relajada en pleno corazón de la ciudad. Su menú degustación, a 54€ (más un maridaje de vinos malagueños muy bien escogidos a 17€), me parece una de las pocas joyas escondidas que quedan en el centro de Málaga. Muy bien. @restaurante_matiz @pablo_mms @molina_lario @galleryhoteles