Se puede beber muy bien en La Taberna de Mike Palmer.
La vuelta de Miguel Palma a la primera línea de la hostelería malacitana nos congratula a todos. Después de aquellos añorados años en su Palo Cortado de La Malagueta que tantas alegrías nos dio y de varios proyectos más o menos encauzados ahora vuelve en un lugar - el Club Hípico de Málaga - y en un formato - casi un chiringuito aunque confortable - peculiares. Pero lo importante es que vuelve su cocina, desprovista de artificios y jugando en platos sabrosos, con oficio y bien rematados por quien va sobrado en esto de cocinar. Tan fácil y tan difícil como cocina tradicional versionada con acierto y gusto. Además, un servicio de sala más que notable - muy por encima de lo que cabría esperar por el formato - y una carta de vinos estupenda que, además, contiene algunas joyas que han ido acompañando al cocinero desde anteriores restaurantes como ese Tarlant 96 que probamos. Esa ubicación que a priori podría ser un handicap por la lejanía del centro lo convierte en un lugar accesible y de fácil aparcamiento para los clientes de fuera de la ciudad. @latabernademikepalmer