Y la sobresaliente selección de vinos. Un Borgoña blanco de base y pequeñas pinceladas para matizar algunos platos a cargo de Carlos Buxo.
A estas alturas no es ninguna novedad que Dani Carnero ha convertido su Kaleja malagueño en un destino imprescindible para aficionados y profesionales de la gastronomía. Su propuesta, rotunda, radicalmente local y honesta, cargada de horas de fuego y candela que se reinician cada mañana, convence dentro de una oferta saturada de cocina impostada y de ensamblaje repleta de subterfugios. En Kaleja hay recuerdos de la cocina tradicional andaluza, del interior y de la costa, de guisos casi perdidos y de platos clásicos de la gran cocina clásica. Ahí Miki Manzanares y Carnero se mueven con soltura, con personalidad y acierto, aunque a veces ese arraigo genere alguna incomprensión entre los clientes menos familiarizados con nuestra cocina. Y está bien así, fuera del marco normativo: la de Dani es una cocina tradicional sin complejos y sin adaptaciones grandilocuentes. Encontrarán un producto privilegiado de calidad pero poco lujoso y un respeto máximo. Ahora, solventada ya la deuda permanente con los reconocimientos, Carnero parece haber alcanzado ese punto de equilibrio y sosiego que le permiten expresar al máximo su culinaria. El equipo, con Carlos Heredia, asentado como uno de los grandes jefes de sala de Málaga, y Carlos Buxo, como destacado sumiller, suma para redondear una oferta cada vez más consolidada. Cocina de referencia. @restaurantekaleja @dani_carnero @carlosbuxomora