- Cerezas, alga codium y bizcocho de chocolate. Desconcertante aunque de algún modo funciona.
- Crema agria de manzanilla, polen fresco de abeja y flores. Delicado.
- Flan de shitake y crema de avellanas con champiñón crudo.
- Canelé (muy bueno) con ganache de chocolate, jengibre y limón.
- Chocolates.
Lo de Vandelvira, en Baeza, es sobresaliente. Juan Carlos García, muy bien secundado por Jorge Ruíz como jefe de cocina y pastelería, no puede ocultar el enorme bagaje técnico que ha atesorado tras su paso por lugares como Narisawa, Hoja Santa o Enigma. En Vandelvira plantea un menú ecléctico y valiente, con múltiples registros, casi un kaiseki donde técnicas, texturas, temperaturas y estacionalidad se unen para formar un conjunto deslumbrante. A veces jugando sobre seguro y otras asumiendo mayores riesgos. En el plato, precisión en las cocciones y dominio de fondos y caldos, contrastes amargos y picantes, belleza y pulcritud en las presentaciones y mucho rigor en cuanto al producto y, en el fondo, el ánimo de mostrar la cultura gastronómica de esta tierra. La segunda grata sorpresa del restaurante es el servicio, que dirige con elegancia, discreción y empatía Laura Ferrer (El Bulli, Tickets). Y la tercera, para rematar, es el maravilloso convento renacentista del S.XVI en el que se ubica el restaurante, un edificio precioso y una sala moderna y confortable. Visita obligada. @vandelvira_restaurante @juancarlosgarcg @jorgeruiz93 @lauraferrersans