Las croquetas de jamón de El Figón de Montemar. Sin adornos, sin añadidos, sin rebozados especiales ni ingredientes exóticos. Buena bechamel, buen jamón y una cobertura tradicional crujiente y fina. Sí que se puede.
Isabelo Garrido y Manuela Espartal dirigen desde hace más de 25 años El Figón de Montemar, en Torremolinos, con unas premisas muy claras: respeto máximo a la cocina tradicional, en su esencia y sus maneras; compromiso con las materias primas que en ningún caso se escatiman, y una honestidad casi radical en la propuesta, que abarca desde el plato hasta la factura. En esta casa, cuya sala recae ahora en manos de su hijo David, se borda la cocina de cuchara - berza malagueña, fabada, callos, cocido, lentejas, cazuela de rape, garbanzos con espinacas y bacalao - como en muy pocos sitios de la Costa aunque la carta presenta muchos atractivos. Las croquetas, la paletilla de cordero, los platos de bacalao o el rabo de toro así lo atestiguan. Una sala clásica con una terraza agradable y una carta de vinos más amplia de lo habitual redondean la oferta de uno de los mejores exponentes de la cocina tradicional en Málaga. @elfigondemontemar_restaurante