Siempre es un gusto volver a Austernkeller (Munich). Un local algo kitsch y trasnochado junto a Maximianstrasse con la cocina abierta hasta tarde donde siempre reciben con amabilidad y una sonrisa. Buenas ostras, buen salmón ahumado (sin foto), unas vieiras del Mar del Norte y una crême brûlée de naranja. Con un Grüner Veltliner Federspiel de Alzinger resuelve una cena estupendamente.
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