Por eso me hace feliz que el Restaurante Teo siga en esta plaza: porque cuarenta años después me puedo sentar en el mismo sitio y recordar todo aquello. Y que Pablo Sánchez y su equipo que tomaron el relevo mantengan esa tradición y algunos platos en la carta que comimos durante años. Como ese aguacate con gambas o ese solomillo con foie impecable, con una carne de calidad, bien dorada, una salsa equilibrada, densa y sabrosa, bien ligada, un micuit de foie gras estupendo y unas buenas patatas fritas. ¿Quizás no es tendencia? ¿Y a quién diablos le importa..? @restauranteteo
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