Siempre alegra comprobar que viejos rockeros como La Navilla (Marbella) siguen en pie y dando guerra. Pero ello no es obstáculo para desear que mejoren esa oferta que ha quedado un tanto desfasada y se sobrepongan a ese conformismo que parece atenazar a tantos locales de la costa. Lo mejor, de largo, el rabo de vaca estofado y la atención. Mediocres las puntillitas y las croquetas.
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