Resulta más que notorio que no suele ser fácil comer bien en un club de playa de esos que abundan en Marbella y la Costa del Sol. Por lógica son lugares destinados al ocio, a la bebida y a la música donde la cocina no acostumbra a pasar de ser una mera excusa. Y precisamente por eso me ha llamado mucho la atención la oferta de Playa Padre.
Tampoco puedo decir que haya sido una sorpresa porque estoy más que al corriente del caudal culinario de Franco Franceschini - chef ejecutivo del Grupo Mosh - como cocinero y porque hace ya un tiempo que leí las opiniones favorables de @jccapel en su visita. Y, sin embargo, he encontrado mucho más de lo que esperaba: buena materia prima en general y recetas trabajadas y equilibradas que no renuncian a ingredientes y sabores auténticos aunque jueguen en una carta de aquí y allá. Predominio mejicano - muy bien traído - pero con una oferta tan ecléctica que abarca desde sushis a ceviches y asados a la brasa. Hay fondos, salsas y vinagretas bien terminadas y hay puntos de cocción ajustados. Y detalles y matices. Hay cocina, por tanto.
Y, más allá, hay un lugar espectacular. De música alta, decoración fantástica y con un público que va a disfrutar sin miedo a la cuenta. En ello se afana un servicio amable que hace lo que puede por agradar. La carta de vinos y las bebidas, a precios muy altos, como cabe esperar del lugar. Se pasa muy bien. @playapadre @francofrancheschef @grupomoshmarbella