Hígado de ternera a la veneciana con polenta frita servido con toda su ceremonia. Negroni. Café con grappa. Del vino, un estupendo Gaja Ca’ Marcanda “Promis” no guardé foto.
Cipriani, en el Hotel Puente Romano, parece que llevase toda la vida allí cuando apenas lleva tres meses de andadura. Más que nada porque recuerda a esa época pasada de esplendor de la Marbella de personalidades y estrellas de cine. Ambiente elegante, música en vivo, servicio numeroso y muy profesional - importado de Italia en su mayor parte -, camareros de punta en blanco y esa habilidad tan italiana de convertir en extraordinario lo sencillo. Platos que reproducen sin deslices los grandes clásicos del hotel y el Harry’s Bar venecianos, sin sorpresas, sin adornos y sin salirse ni un ápice del guión. Precios muy altos, en la línea de los de Venecia o del resto de sus lujosas sucursales. No hay más ni hay menos. Habrá a quien no le merezca la pena pero a mí, desde luego, sí me gusta disfrutar de vez en cuando del lujo y el savoir faire de la vieja escuela clásica. Una de las mesas más deseadas de la Costa. @ciprianimarbella @puenteromanoresort