Los vinos y destilados de un día memorable. De la mano de @joancalenric
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
Los vinos y destilados de un día memorable. De la mano de @joancalenric
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
...y la liebre a la royale con uvas de sauco con patata y trufa. Poderosa y sutil al mismo tiempo, los alcoholes bien medidos y una salsa untuosa con trufa que lo envuelve todo. Una de las mejores que he comido y uno de esos poquísimos platos que de verdad emocionan.
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
Y dos platos por los que merece la pena peregrinar a Ca’l Enric y que quedarán para siempre en mi memoria: la impecable becada faisandada siete días con canapé de sus interiores. Sabrosa, de sabor limpio a bosque, sin excesos, tierna. Monumental.
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
Nabo negro cultivado en tierra volvánica cocinado en civet de jabalí, brillante; la becada del mar (salmonete); escudella de faisán; pera, limón y hoja de higuera encurtida; tierra de remolacha.
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
Guisantes lágrima con callos de bacalao y una salsa verde de ortigas de monte; angulas del Ter a la brasa con emulsión de anguilas ahumadas y brotes de pino. Dos platos magníficos, cargados de identidad y trabajando con sabiduría y respeto un producto excelso.
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
Sopa de becada. Merece recorrer los mil kilómetros de distancia. Un caldo de becada espesado con pan al estilo tradicional y rematado con trufa negra. Quizás menos intensa de lo esperado pero igualmente sabrosa y reconfortante.
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
Tartar de vaca limousine de la zona con emulsión de su grasa madurada y trufa; alcachofa confitada con garum, foie a la sal y trufa; lechuga rellena de tórtola en escabeche con bechamel de ostra.
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres... Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric
Los aperitivos del menú de Ca’l Enric, entre los que me gustaron especialmente - sin desmerecer al resto, de alto nivel técnico - el Brioche de queso de la Xauca con trufa, la tartaleta de trucha de río con su caviar y eneldo, el bavaroise de cangrejo de río y el buñuelo de ancas de rana.
A escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Francia, Ca’l Enric es un refugio de la cocina La Garrotxa. Una culinaria de bosques y ríos: caza, trufas, setas, pescados de agua dulce, hierbas silvestres...
Una cocina sensible y delicada que, a mi juicio, gana más cuando más se aferra a sus raíces que cuando muestra su virtuosismo técnico. Platos de caza memorables como la sopa de becada, la majestuosa becada asada con su canapé o la superlativa liebre a la royale. Y, por encima de todo, los hermanos Juncá, anfitriones entrañables y guardianes de una tradición gastronómica única. Y esa preciosa bodega de la que Joan escogió algunas joyas para acompañar nuestro menú. Lugar de peregrinación. @calenric @joancalenric @jordi_calenric