Un fenómeno sorprendente en Almería es el de encontrar destilados antiguos, casi inéditos, en restaurantes. Ya me pasó en Casa Sevilla o en el Asador Torreluz con algunos Armagnacs y Cognacs y hoy me ha pasado también en Valentín con este brandy Peinado 20 años cuyo formato debe tener otros 30 por lo menos. La explicación, según todos ellos, es que se compraron en su día y nadie los consume. Un aliciente más para venir a una ciudad que, si bien no ofrece grandes restaurantes, mantiene una oferta hostelera de nivel que maneja un producto por encima del notable y esconde agradables sorpresas como esta.
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