Merece la pena la excursión hasta Algatocín para conocer en Asador Valdivia. Allí, a unos pocos kilómetros del cruce de la A369, la carretera que recorre el Valle del Genal occidental y une pueblos tan bellos como Casares o Gaucín con Ronda, se encuentra este antiguo molino de agua con manantial propio que la familia Valdivia lleva regentando tres generaciones. Antes más como venta y ahora con mayores pretensiones en cocina. Aciertan en su apuesta por un producto de calidad y una carta de vinos ambiciosa y me parece lógica una cierta creatividad en la oferta aunque, a mí parecer, a algunos platos les sobran ciertos adornos y añadidos que confunden más que aportan. Aun así la cocina, en general, cumple. Servicio amable, terraza muy agradable y precios sensatos. Para volver. @restaurantevaldivia
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